sábado, 17 de septiembre de 2011

Definiendo el Rugby Total

El rugby, como todo en esta vida, tiene sus tópicos y clichès. Uno de ellos es llamarle a nadie sabe muy bien qué "Rugby Total".
Muchas veces hemos oído la desaforada ira de un entrenador gritándole a sus jugadores, en tono de rugido: "...vamos a jugar un rugby total...". En ese momento, un segunda línea mira el horizonte y suspira, ya ni siquiera preguntándose qué significado podría tener eso. Más allá de correr y dejar todo en el campo, qué es el rugby total, qué es lo que su entrenador pretende de él.
En este juego hubo y hay (y esperemos que siga habiendo en el futuro) mucha gente grande. Uno de ellos fue Mr. Jim Greenwood, jugador de Escocia en los 50's y reconocido pedagogo (de los de antes) del rugby. Entre sus libros, el más conocidos se llama precisamente "Rugby Total".

"Rugby total y rugby de bajo riesgo:

El rugby por el que estoy interesado como entrenador (coach) es el rugby en su forma más excitante: el juego de manos de quince hombres en el que cada jugador tiene las destrezas necesarias para actuar como atacante, defensor o apoyo y en el que el estilo de juego le da la oportunidad para hacer todo eso. Esta forma efervescente y abierta del juego es la más satisfactoria para jugadores, potenciales jugadores, espectadores, árbitros y entrenadores. Es donde el juego ha encontrado su versión más memorable en el pasado y donde descansa su futuro.
Necesitamos un nuevo nombre para este tipo de juego porque los entrenadores que cultivan el juego de bajo riesgo lo han denominado despectivamente "rugby de quince jugadores" agregando a su planteo únicamente hacer circular la pelota a lo ancho del campo. Personalmente, creo en el rugby de quince jugadores pero la aquello que más valoro es un jugador con capacidad de juicio y lo que más deploro es un equipo que adhiera y practique un único aspecto del juego. "Rugby Total" es un nombre adecuado para describir un rugby que incluye todas las formas simples del juego y las usa tácticamente aplicándolas en las condiciones más convenientes y que persigue desarrollar el juego de quince hombres con la pelota en la mano.
Aquello que caracteriza a este modo de juego es asumir los riesgos de modo juicioso. Gran parte del placer inmediato que da el juego, para jugadores y espectadores, proviene de la toma de decisiones y riesgos en forma exitosa, del sabor de la aventura, quizá porque requiere una mayor expresión vital por parte del jugador, o porque ofrece una demostración más plena de valores que el juego seguro y convencional. Incluso ganado, la forma más segura y convencional de medir el éxito, lo mejor que puede ofrecer el juego es ganar con audacia, poniéndonos más allá de lo banal, de la rutina, del día a día.
Para desarrollar este tipo de juego en forma consistente uno debe estar comprometido a ganar. Lo que caracteriza y distingue al rugby total es la variedad e intrepidez de sus métodos de ataque, basados en la plena competencia de los jugadores.
Para ayudar a definir esta forma de entender el juego es útil tener presente su contrapunto, el rugby de bajo riesgo, caracterizado por buscar la victoria minimizando los riesgos de ser derrotado. Este tipo de estrategia está basado en dos conceptos tácticos excelentes: disminuir el riesgo y jugar sobre las fortalezas propias. Ambos conceptos están incluidos en el rugby total, fundidos en él; en cambio, en el rugby de bajo riesgo definen y limitan las aspiraciones de un equipo. Como parte de un todo, amalgamados a otros conceptos, dan seguridad y confianza; aislados ofrecen monotonía y tedio.
La debilidad capital del rugby de bajo riesgo es que ofrece pocas oportunidades a los jugadores para desarrollar todo el potencial de su talento. El problema principal de jugar sobre las fortalezas de un equipo es que se tienden a perpetuar las debilidades. La concentración de estos elementos produce, en el mejor de los casos, una formidable aunque abúlica eficiencia casi siempre basada en la potencia de un pack de forwards (delanteros). Cuando las tácticas básicas usadas por estos equipos, que son el uso del pie de modo táctico/posicional y la explotación del lado cerrado del campo, son rechazadas y contenidas por la oposición habitualmente observamos una falta de recursos y vías alternativas para jugar. En el peor de los casos, la posesión del balón se convierte en algo embarazoso, en un compromiso indeseable. Paradójicamente, el poder de los delanteros de este tipo de equipos crea la base perfecta para obtener un rendimiento superlativo del equipo. El factor que limita que esto ocurra es una falta de visión y de saber-hacer.
En estas circunstacias, los principalmente perjudicados son los jugadores. Se convierten en víctimas de rugby de bajo riesgo: siendo rechazada la oportunidad de desarrollar sus habilidades y la oportunidad de utilizarlas, van gradualmente perdiendo la técnica, el juicio táctico y la actitud mental que hacen posible el rugby audaz. Después, estos mismos jugadores pasan a convertirse en excusas del sistema porque, claro está, con jugadores así no se puede hacer un rugby audaz. Esto ocurre a todos los niveles pero mucho más en niveles de elite. Muchos de los mejores equipos del rugby internacional juegan esta forma negativa de rugby, equipos con jugadores realmente talentosos, cuyo talento frecuentemente se va atrofiando. Como resultado de todo esto, no sólo todos aquellos relacionados con el juego sino el juego mismo sufre las consecuencias.
La batalla parece haber sido ganada. Durante la Copa del Mundo de 1995 el rugby total fue el dominante. Es, sin dudas, el estilo del futuro. Este libro ha estado siempre pensado con la idea de mejorar al jugador individual y la calidad y variedad de sus destrezas y habilidades. En principio, se concentra en la escasez de coaching para los tres-cuartos; posteriormente en liberar a los delanteros de ideas preconcebidas acerca de su rol en el juego. Y es justo que se diga que ambos anhelos han sido exitosamente obtenidos."

(Total Rugby by Jim Greenwood, 5th edition)

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario